sábado, 18 de septiembre de 2010

Silo

Silo. Nunca tuve una relación cercana con él, hablo como uno más de tantos que alguna vez participaron en alguna actividad organizada por el movimiento formado por este argentino considerado un maestro por muchos de quienes conocieron su enseñanza.
Ayer, 16 de septiembre, cuando supe de su partida, no sentí pena. Es parte de lo que Silo enseñaba: nada tiene sentido si todo termina con la muerte, y un poco más allá su declaración de inconmovible fe y certeza de experiencia de que la muerte no detiene el futuro, en el sentido de la vida. Y su invitación es justamente a darle sentido a la vida, ayudando a crecer a otros. Estudié sus conferencias, leí sus libros, asistí a los seminarios de trabajo interno, pero más que nada, y durante los últimos 25 años, puedo decir que no hubo un día en que lo enseñado por Silo no estuviera presente, ayudándome a superar el sufrimiento, el sinsentido y ayudándome a dar los pasos cotidianos que son los ladrillos de la construcción vital.
Todo esto me hace sentir un profundo agradecimiento, creo que todo lo que haga en la dirección de dar sentido a mi vida y ayudar a otros es una forma de agradecimiento, de agradecer a la vida, de la que Silo fue un mensajero tan necesario en estos días. Tu mensaje ya esta entregado Negro, la semilla volverá a brotar, la vida tiene sentido, no triunfará la violencia, el ser humano esta dando su gran salto a la verdadera historia humana, va a ser un parto doloroso, lo está siendo, pero gracias a personas como tu, no perderemos la fe frente al paisaje caótico, seguiremos llevando el mensaje de la vida cada día y en cada paso y la vida volvera a triunfar sobre la muerte, no me cabe duda.

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