martes, 18 de octubre de 2011

Construyendo Chile desde la No Violencia

Comencé el día viendo las barricadas en los noticiarios. Escuchaba a los periodistas comentar, pero no oía lo que decían, mi cabeza abombada, anonadada por las imágenes no me dejaba oir el discurso noticioso. ¿Porqué perjudican de este modo la movlización popular estas minorías violentas? ¿Serán infiltrados o también habrá gente que cree en hacer esto genuinamente? ¿Con qué propósito? ¿Puedo entender la barricada organizada en varios puntos simultáneamente, a una misma hora, como una simple catarsis o sería demasiado ingenuo verlo así? Caminando hacia mi trabajo no dejaba de volver sobre la imagen de los noticiarios resaltando la violencia. Ya sea sutil o explícitamente, van asociando la movilización estudiantil por una educación pública, gratuita y de calidad con esta violencia, con la quema de un bus frente a la Facultad de Ciencias Sociales, o la barricada incendiada frente a la Universidad de Santiago. Han pasado más de cinco meses desde que comenzó la movilización por la educación.Inesperadamente este año el país despertó y lo que se anunció cuando logramos que se rechazara la central de Barrancones, ya se desplegó masivamente en contra de Hidroaysén. Los estudiantes irrumpieron con una demanda tan justa como utópica, pero que hizo sentido a toda la sociedad. Transversalmente, hizo eco y se manifestó concretamente en apoyo que, traducido en encuestas, es más del 70%. El gobierno, con apenas un 26% de respaldo, ha jugado a todo menos a escuchar este clamor ciudadano. Han buscado desprestigiar a los dirigentes estudiantiles y estos han respondido con un nivel que ha dejado en ridículo a senadores designados, ministros con intereses en el "negocio de la educación" y ex ministros con aval del estado. El respaldo nunca ha decaído.
El gobierno ha jugado al desgaste del movimiento, pero ha desgastado su imagen más allá de lo tolerable. Cadena nacional de televisión con el ministro de educación haciendo un triste papel de edecán de un presidente sin relato, que propone inyectar cuatro mil millones de dólares, pero sin establecer cuando ni como. Se produce el cambio de ministro pero no hay cambio de propuesta y la negociación con los estudiantes no tiene interlocutor en el gobierno. Declaraciones inverosímiles del presidente en las Naciones Unidas, que elogia las protestas estudiantiles, pero en casa las reprime con fuerza desmedida, comisiones de expertos sesgadas al neoliberalismo y al género masculino, son todas respuestas improvisadas que buscan encubrir la irrestricta adhesión al lucro en la educación. Una defensa cerrada al modelo del cual muchos políticos de este gobierno y de los anteriores son inversionistas y beneficiarios. Asi, el apoyo al presidente sigue cayendo fuerte y sostenidamente, incluso entre quienes votaron para elegirlo. Hasta ahora nada le ha resultado al gobierno de la excelencia y el tiempo sigue pasando. Mientras, los estudiantes resisten en tomas, paros y arriesgan perder al menos la mitad del año académico hasta el momento. Les quisieron quitar las becas y si bien esta amenaza aún se cierne sobre los becarios Junaeb, los estudiantes resisten al tiempo que se chantajea al sistema público de educación que no recibe las subvenciones con las que lograba apenas sobrevivir. En este escenario, la violencia de los encapuchados va ganando cada vez más lineas de titulares y más minutos de cámara. La creatividad de otro momento ha decaído y salvo el cambio de frente que lograron los tres dirigentes que viajaron a Europa, la movilización estudiantil ha caído en reiterar la marcha los días de semana, escenario ideal para que los encapuchados infiltren la actividad y la capitalicen. En mi opinión, estamos llegando a un escenario de desgaste, pero más preocupante que eso, que se puede revertir, me parece que la violencia como metodología ha ganado un espacio, no de legitimidad, pero si de resignación y representa la oportunidad para el gobierno de revertir los pésimos resultados comunicacionales que han tenido hasta ahora. No creo que sea cosa de confiar en la estupidez del contrincante, no son estúpidos, aunque nos veamos tentados a creerlo muchas veces. Se va a imponer el ala dura, que va a desprestigiar en base a la violencia, al tiempo que reprime y logra apoyo en las filas internas por demostrar autoridad y dividir al movimiento social que va a rechazar las barricadas y los saqueos. Sabemos que los estudiantes no avalan la violencia, pero lamentablemente no están siendo capaces de aislar esa forma, prestándole ropa involuntariamente. La derecha está sepultando su posibilidad de un segundo gobierno sin ninguna ayuda, La Concertación es un hombre muerto caminando, pero sus dirigentes aún se reúnen y toman decisiones a puertas cerradas que ni sus propios partidos respaldan. Tampoco parecen ser una alternativa viable para suceder a la Alianza por Chile en la Moneda.. ¿Tendremos como movimiento social la capacidad de conformar una alternativa política, no necesariamente de poder representativo, pero si de poder ciudadano, capaz de marcar la pauta política del próximo gobierno y de construir un verdadero proyecto país, con bienes públicos básicos garantizados y con representatividad. Pienso en las leyes de responsabilidad política que Laura Rodríguez propuso hace más de diez años, la asamblea Constituyente que nos permita salir de la trampa de Jaime Guzmán y generar una constitución que nos permita hacer uso de nuestros recursos naturales para garantizar el bienestar de nuestros hijos nietos y bisnietos. Plebiscito vinculante desde el nivel local hasta las grandes decisiones del país, romper el binominal para que nuestra sociedad retome el camino de la democracia y tenga su diversidad representada y aprendamos de una buena vez que podemos vivir juntos aunque seamos distintos. El amigo que estaba con un cartel a la salida del metro expresando su voluntad no violenta, desde su propia corporalidad ahi, arrojado entre la multitud, pero con un sentido, me señala un camino. La No Violencia es una puerta abierta para todos, un camino donde todos podemos transitar hacia una sociedad mejor. Basta ver como el movimiento estudiantil ha sumado apoyo y participación ciudadana, cómo los indignados en todo el mundo con sus acampadas y sus marchas y su explicito uso de la no violencia como modo de acción ha avanzado también en instalar una alternativa y un fuerte cuestionamiento a este sistema de especulación financiera y de secuestro en manos de la banca. Tal vez todavía no este claro el cómo, pero en mi opinión la mejor estrategia y la más coherente con los propios objetivos de justicia social y libertad de expresión es la no violencia. Antes de irme a dormir, viendo en el último notiiciario las mismas imágenes d ela mañana, sólo me queda tener fe en que la misma sabiduría que ha mostrado el movimiento social hasta ahora sabrá sortear la trampa de la violencia y que podremos seguir construyendo en conjunto una sociedad más justa, más querida, más humana.