sábado, 5 de noviembre de 2011

¡Trampa!

@Don_Nicanor Nicanor Parra (cuenta de twitter no verificada)
Fuera de la jaula sólo se ven enormes extensiones de libertad! 8 Apr 2011 (Cita agregada a posteriori)

La ciudad es una trampa. Te atrapa. No la puedes abandonar. Piensas en ir más allá, quisieras, pero ya no puedes. Estas preso. El cansancio, Internet, no hay dinero, arreglar el auto, un desperfecto en la casa, una enfermedad, trabajo, compromisos sociales (con otros que también están atrapados). El tiempo pasa y la trampa cumple su cometido. La vida puede ser una trampa. El tiempo no se detiene. Crece el abdomen, los músculos se hacen más débiles, la piel se arruga y el pelo se cae o se vuelve cano y la vida sigue allá afuera. Mientras uno va cargando su trampa, mirando a otros que aparentan ser libres pero que también cargan sus propias vidas-trampas. Cada tanto, por no mirar, podemos chocar con un poste, o descarrilar, y la trampa cae como un velo que se suelta. Una jaula que se abre por un momento. Duele. Generalmente duele el golpe. Pero después me duele pensar que yo mismo recogí la jaula y entré de nuevo en ella. O que ni siquiera me atreví a salir, el sólo asomarme afuera me horrorizó. La libertad asusta cuando la trampa ya se ha hecho agradable, le fuí poniendo comodidades y me instalé en ella. Pero muchas veces la trampa no es agradable, es dolorosa. Esta teoría de la trampa tiene derivaciones infinitas. Puedes ver por ejemplo que hay vendedores de trampas, hay especialistas en engrosar barrotes y otros que se especializan en hacerte sentir culpable de haber caido en la trampa por un pecado original y entonces se dedican a administrar tu vida en la trampa prometiendo tu regreso al "Cielo" sólo si te portas como ellos digan. Los peores son los que te venden la trampa en cuotas y te dicen que mientras no pagues, no puedes salir. Y antes que termines de pagar, ya te han vendido comodidades de trampa, como podríamos llamarlas. Esto por cierto extiende el plazo. A veces te ves obligado a estrechar el espacio de tu jaula, no son nuevas comodidades, sino obligaciones nuevas las que se agregan y hacen más elaborada tu trampa, que a estas alturas ya es tu prisión. Lo que generalmente nos cuesta más ver, es cómo salir de la trampa. Ver que entramos en ella en un momento que tomamos una "mala" decisión, un momento de miedo, de temor, cuando nos dejamos llevar, de cualquier modo, pero que fue nuestra elección asi como sigue siendo nuestra la elección de permanecer entrampados, encerrados, aprisionados. No quisieras ver que estás preso, no quisieras recordar la trampa, pero cuando te quejas porque no eres libre ¿es parte de la trampa o realmente quisieras liberarte? No necesitas salir de la ciudad para salir de la trampa. Ahi, a un par de cuadras hay una plaza y un árbol, niños jugando. Hay música que te gusta escuchar. En el peor de los casos, en la peor de las trampas, tienes tu mundo interno, que nadie puede someter, ni atrapar. Escribe, "reza" en silencio, canta, camina y agradece cada mirada, cada flor, cada dia y cada noche. Cada día pregúntate quién eres, agradece tu libertad y trata a los demás como quieres que te traten a ti. Eres libre.