lunes, 28 de octubre de 2013

Miss Sharp

¡Te vas al cuarto oscuro! -Pero Miss... - El puntero en alto, presto a descargarse sobre sus piernas o sus manos, lo convenció de no completar la frase. Era muy raro, pero ocurrió algunas veces. A mi me tocó el cuarto oscuro, a alguno le cayó un varillazo cuando la paciencia ya no dió más.   Años después yo sólo recordaría  la Miss lanzando cuadernos desde la pizarra hacia los pupitres de toda la sala, de varios metros de fondo. El aterrizaje de los cuadernos con las tareas corregidas en cada pupitre, lanzados con décadas de oficio desde el otro extremo del salón de clases que albergaba a tres pequeños cursos atendidos al mismo tiempo por la misma  profesora durante la mañana y otros dos en la tarde. Girando sobre si mismos, describiendo la trayectoria parabólica que la gravedad aconseja, con la fuerza inicial justa para ser interceptados en su caída por el pupitre de cada destinatario. La Miss hacía clases, tomaba pruebas, revisaba tareas, nos hacía "dictation", dictados en inglés, a tres cursos simultáneamente. Mientras unos estaban ocupados en leer, o en hacer una tarea en clases, otros pasaban a la fila donde se iba tomando una lección. Si uno no sabía, preguntaba al siguiente. Si éste respondía correctamente "se saltaba" a todos los que no supieron, asi que los que estaban más atrás en la fila, trataban de llamar la atención de la Miss, para que les toque cuando sabían la respuesta. Estar primero en la fila era difícil, mantenerse ahi requería estudiar concienzudamente para que no te pudiera pillar en nada. 

Cada año, en el Club Suizo, alumnos y ex alumnos le hacíamos una fiesta de cumpleaños. Con algunos conversaba en inglés,  siempre en su rol de maestra, yo sentía que ella nos conocía a todos mejor que cada uno a si mismo. Cinco años nada más, el colegio iba de primero a quinto básico,  pero cinco años para el resto de la vida. Hoy no se si habría puesto a mis hijos en el colegio de Miss Sharp, a aprender de memoria las "materias", a competir por el primer lugar y a comportarse correctamente bajo una severa disciplina. Pero si siento que haber sido su alumno fue un privilegio que me ayudó a formarme, y a deformarme, pero asi es este juego llamado vida, lo que un día es un defecto, mañana puede ser una virtud. Mi familia por supuesto hizo su parte, pero la Miss puso elementos que no estaban en la ecuación de otro modo. En el dia del profesor, ningún otro nombre viene a mi memoria con tanta nitidez como el de Miss Mildred Sharp,  Miss Sharp.


No hay comentarios: